¿De qué trata?
Una adolescente fanática del cine y de crear historias en pantalla grande, sueña con estudiar en la universidad y conocer gente con la que tenga afinidad hacia lo mismo. Pero su familia no la comprende, su padre es un hombre trabajador que tiene una relación complicada con ella, y su madre es fuerte pero conciliadora a la vez. Su hermanito menor está transitando sentimientos de nostalgia y tristeza por esta nueva etapa que empieza.
En un último intento de estrechar lazos, el papá organiza un viaje estilo road trip para despedirse de su hija, que está creciendo muy rápido. De pronto, el grupo familiar se encuentra involucrado en una guerra civil entre humanos y la tecnología.
Inspirada en la vida misma
No, no es una historia sacada de Black Mirror, aunque bien podría serlo, ya que la tecnología es un verdadero enemigo en esta historia. Pero The Mitchells vs. The Machines, lejos de ser una historia melancólica, deja siempre lugar para que asome una mínima luz de esperanza.
Es sumamente actual y bien centrada en la familia, una temática que se ha abordado bastante ya, pero con la vuelta de cómo la tecnología muchas veces profundiza las grietas, y enajena a quienes la usan.
Si bien la película tiene muchísimo humor, uno de los elementos más llamativos es cómo se le da una personalidad al smartphone del dueño de una empresa, que en este caso simula ser el equivalente a Steve Jobs o Mark Zuckerberg actualmente. Es decir, el teléfono tiene sentimientos; se ofende cuando lo llaman «obsoleto», hace berrinches cuando no se le obedece, es una persona caprichosa pero con sistema operativo «sensible».
The Mitchells vs The Machines es ideal para ver en familia, principalmente porque cada personaje tiene una enseñanza que dejarle a los espectadores. La moraleja misma de la película, centrada en qué es lo peor que puede pasar si dejamos nuestras vidas completamente en manos de la tecnología, ya es un buen disparador para iniciar un debate en casa.
Pero, ¿Por que no ganó el Oscar?
Dicen las malas lenguas que Encanto tuvo muchísimo más lobby (un grupo de personas influyentes empujando para darle más exposición) que la del foco de esta nota. Pero sería ingenuo asumir que esa es la única razón. Encanto es una película cuya banda sonora tiene mucha colaboración de parte de Lin Manuel Miranda, uno de los compositores más prolíficos de este tiempo. La cultura colombiana como centro de la historia pegó mucho, tanto en los espectadores hispanos de Estados Unidos como a nivel mundial. Y la clave: la produce Disney, el mismo imperio que viene monopolizando esta terna hace varios años ya.
Lo cierto es que ambas películas son buenas, tienen historias encantadoras (perdón, ¡teníamos que hacer ese chiste!) y mensajes con valores. El relato en cuestión, sin embargo, representa una historia mucho más universal que la de Encanto, dado que el uso de la tecnología es un fenómeno que se repite en casi todas las latitudes del planeta.
The Mitchells vs The Machines está disponible para disfrutarse en Netflix.
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