En una aldea remota de la India, donde algunas familias se habían convertido al cristianismo, los vecinos celebraron una reunión en la que se convocó a los creyentes y se les interrogó. Los amenazaron con que debían abandonar su fe cristiana. Cuando se negaron, los golpearon con palos y zapatillas.
Ni siquiera perdonaron a un niño pequeño entre ellos, al que también golpearon con zapatillas. Los aldeanos los amenazaron con que serían expulsados si no adoraban a los dioses y diosas del pueblo. También les quitaron sus móviles y motocicletas; saquearon sus animales.
Todos estos creyentes se escondieron en el bosque e intentaron quejarse en la comisaría de Kukdajhor. Sin embargo, la policía no les ayudó. Amenazaron a los creyentes para que no presentaran una denuncia contra los aldeanos y les obligaron a comprometerse con la gente del pueblo.
Los cristianos que residen en estos pueblos remotos se enfrentan continuamente a estas atrocidades desde hace muchos años. Los vecinos oprimen fuertemente a los creyentes y los acosan social, física y mentalmente. Es muy difícil para los creyentes vivir en un entorno tan hostil. Hay muchos casos en los que tienen que abandonar sus casas, propiedades o tierras y también sus pertenencias son confiscadas.
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